martes, 16 de diciembre de 2014

ven y veras LA REALIDAD QUE HAY DETRAS


ven y veras
La realidad que hay detrás

En muchas ocasiones, hemos visto en presentaciones y en hojas, datos objetivos de lo que se hace en los colegios que construye la fundación Itaka. Pero, muy pocas oímos una experiencia personal. Pues bien, aquí tenemos una entrevista a Bea Martinez.


-¿Qué te inspiro a ser escolapia e irte a dar clases a otro país?

-Bueno, siempre que nos hablaban de la campaña de navidad y de esos lugares, a mí me entraba curiosidad por cómo sería. Una vez terminé mis estudios, mi novio me contó la experiencia que tuvo durante un mes en esos lugares y quise ir yo también. Aquella experiencia de un mes me encantó y al de dos años me propusieron ir a Venezuela durante tres años.

-¿Con quién fuiste a Venezuela?

-Fui con mi ya marido  y con algunas otras personas que como nosotros anteriormente iban durante un mes.  También veíamos a Pablo y Apri, que aunque no estaban en la misma ciudad nos encontrábamos con ellos ocasionalmente.

-¿Cómo era el día a día?

- Al principio, fue complicado porque no había aún ninguna escuela escolapia y colaborábamos con otra organización, Fe y Alegría. Mi marido no trabajaba en la escuela y yo era la bibliotecaria. Hasta que comenzamos a dar clases. Gastábamos lo justo para vivir, y lo que nos sobraba del sueldo lo donábamos.

-¿Cómo era el colegio?

-Era grande, allí se enseñaba primaria y secundaria. El colegio estaba en un barrio pobre. Los niños solo acudían a clase por la mañana o por la tarde porque el resto del día tenían que ayudar a sus familias como pudieran. Ahora, además hay un instituto escolapio.

-¿Cómo eran allí los niños?

- Son  alegres, positivos y solidarios pese a que apenas tenían dinero. Cuando necesitaban dinero para un cumpleaños o para algo de medicina, lo recaudaban entre todos y ponían un bote. Siempre tenían una radio para escuchar música y bailar y decían que éramos muy sosos porque no bailábamos tan sueltos como ellos.

-Cuando llegaste, ¿echabas algo de menos de aquí?

-Sí, bueno al principio a una le cuesta acostumbrarse a vivir sin lujos. Pero sin duda lo que más deseaba era agua caliente. Recuerdo que un día que llovía mucho, no teníamos agua y salimos al patio con jabón de ducha, champú...toda una anécdota.

-¿Echas de menos algo de allí?

-Pues lo cierto es que sí, creo que el hecho de vivir con poco y sin lujos me gustaba. Además, era un ambiente muy alegre el que allí había.

-Si te dieran la oportunidad, ¿volverías?

No, al menos por ahora. Porque si voy sería en familia y tengo un hijo pequeño que podría enfermar con facilidad allí.

-¿Qué aprendiste de esa experiencia?

Aprendí que se puede ser feliz sin lujos, y si no me crees solo hay que ver a esos niños jugar. Después de ese viaje cambió mi escala de valores. Además, ahora aprecio mucho más las cosas. Sin duda ese viaje me cambió.


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