lunes, 27 de octubre de 2014

Cuento

                    El útero maldito
Dos hombres con gabardina negra la observan.
-¿Seguro que es ella?- dijo uno.       
-Pronto lo sabremos- le respondió el otro.- Y si es realmente la elegida la mandaremos el paquete.                          
                                                                                 

Ruth, ajena a las miradas de los dos hombres con gabardina, se estaba bebiendo su cuarta tónica. No estaba pensando con claridad, su marido David no sabía que estaba en ese local y ya era bien entrada la madrugada. De repente un hombre le puso una mano en su glúteo. Ella no se negó, sino que se dio la vuelta y empezó a besarse con él.  Dejó que le llevase a una habitación y allí Ruth obtuvo más placer que en los siete años que llevaba casada con su esposo.

Se levantó a la mañana siguiente en la misma habitación y se fue despacio a su casa. Cuando llegó era la una de la tarde y David la estaba esperando. No le hizo falta decirle nada al ver las marcas que tenía en su cuello. La pegó tal bofetada que la tiró al suelo y le hizo sangrar de la mejilla. Ruth, tranquilamente, mientras su marido se iba a llorar al baño, cogió un largo cuchillo de la cocina y le apuñaló varias veces en el cuello y el corazón.

Cuando la policía llegó, ella estaba desayunando un café como si no hubiese pasado nada. El juez la condenó a cadena perpetua, pero a ella parecía que no le importaba.

Ya en la cárcel, empezó a sentir molestias, y finalmente descubrió que estaba embarazada. Ruth no se había sentido tan feliz desde la noche con el gigoló.

A los tres meses de embarazo, recibió un extraño paquete. Cuando lo abrió solo había una notita que rezaba:

-Cómete un haba cada día y tu embarazo irá a mejor.

Esperaba que su hijo fuese avispado, astuto como un zorro, fuerte como un buey y hermoso como una flor crecida de la primavera.

A los ocho meses de embarazo, mientras se comía su haba diaria, rompió aguas. Fue llevada inmediatamente al hospital, pero el parto empeoró y tuvieron que darle anestesia general. Cuando finalmente lograron sacar la cabeza del bebé, éste, extrañamente, salió el solo del vientre de su madre y comenzó a volar. Clavó su cuerno derecho en todos los médicos y enfermeras de la sala y los asesinó.

Ruth se incorporó poco a poco y vio la abominación que había parido. Tenía dos alas y un aguijón de avispa, cara de zorro, dos cuernos de toro y su tórax, abdomen y extremidades eran verdes y livianas.

-¿Cómo ha podido nacer algo así?-pensó asustada. Entonces vio que de su cuerpo, en vez de una placenta había salido una bolsa verde del color de un haba. Pero fue lo último que pensó, porque su hijo  voló hacia ella y le clavó el aguijón en su cuello.


La invasión había comenzado.           



                                                                                               Por Julen Ortiz

2 comentarios:

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  2. bonito cuento,algo diferente pero eso me gusta te hace pensar mi enhorabuena Julen

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