sábado, 18 de abril de 2015

Mi Diario - Klare Landa

Acaba de sonar el timbre, ¡Dios! nunca hubiera pensado que un ruido tan molesto pudiera darme esta inmensa sensación de libertad. Por fin, por fin me deshago de estos viejos amargados, y no, no hablo de los profesores...Salgo de clase a toda prisa, solo deseo irme de aquí, no verles nunca más, pero en este momento la escalera se ha convertido en mi mayor enemiga y ha hecho que caiga rodando sobre ella siendo el centro de mira y de burlas. No pasa nada, ya no me ofenden, asi que me río con ellos. El viaje a casa se me hace eterno y hambriento, pero mi felicidad es tan grande que no me importa. Nada más llegar me como el plato de espaguetis que hay en la mesa y que supongo que es para mí. Estoy equivocada, pero ya es demasiado tarde, tarde para escupirlo y aún pronto para disculparme, pues tengo la boca completamente llena. Ha sido un día cansino y aunque sean las tres de la tarde decido irme a la cama, echarme una siesta, que acaba a la mañana siguiente.
Suena el despertador, este timbre no me gusta tanto, aunque estoy de vacaciones tengo que madrugar, me voy de viaje. La maleta está hecha, debió de haberla hecho ayer mi madre, asi que se lo agradezco, me ha quitado unas cuantas horas de trabajo. Mi padre y mi hermana deambulan por la cocina buscando algo para desayunar, les habrá despertado el mismo demonio que a mí. Acabamos desayunando los tres juntos mientras mi madre sonríe al mirarnos, ella ya está lista para salir. No tardamos mucho en prepararnos y en pocos minutos ya estamos saliendo por la puerta de casa, cierra mi padre, le da, como mínimo, ocho vueltas a la llave y se mete en el ascensor con nosotras.
Primera parada Madrid, mi hermana mayor vive allí y no se perdería unas vacaciones ni loca. Aún así no la veo muy entusiasmada, será que ella también habrá madrugado. Comemos en un restaurante que está cerca de su casa, parece bastante cutre, leo la carta y lo confirmo. Nos pedimos el plato de la casa, tal vez hayamos confiado demasiado, no me equivoco, parece de todo menos casero, pero nos lo comemos igualmente. Paga mi padre y salimos pitando de ese antro.
Volvemos al coche, nos vamos, ya nos vamos a Cádiz.
Me he quedado dormida, y creo que han sido varias horas, porque ya es de noche. El coche esta parado en una gasolinera y yo estoy tumbada en el asiento de atrás, sola, ellos se habrán ido al baño.
Han pasado quince minutos y no han vuelto, pero les veo desde el cristal, mi madre se está tomando un café. Dos minutos más, se abre la puerta del piloto, será mi padre. Arranca y acelera. Estamos en la carretera, no lo entiendo, mi madre y mis hermanas siguen en la gasolinera, pero...mi padre también está con ellas. Dios mio, han robado nuestro coche, y yo estoy dentro, no se habrá dado cuenta, asi que no me muevo mucho para que no me oiga. Estiro un poco la mano y consigo alcanzar mi móvil, pero qué hago con él, no puedo llamar porque me oiría y si por lo menos supiera conducir podría servirme de algo. Guardo silencio unos minutos, desde aquí puedo ver su mano, tiene un tatuaje, es una cobra enroscada en  una cruz, nunca había visto un tatuaje igual. El coche está reduciendo la velocidad, ¡vamos a pasar por un peaje! Creo que no voy a tener otra oportunidad, asi que no me lo pienso.
He bajado todo lo rápido que he podido del coche, él se acaba de dar cuenta, no tenía ni idea de que yo estaba con él. Me he puesto a gritar que me ha secuestrado, que lo detengan, que nos ha robado el coche. Varios hombres de los otros coches están corriendo hacia él, otros hacia mí. A pesar del mogollón de gente puedo ver como le tiran al suelo,algunos le propinan algunas patadas, ya no puede escapar. Pero de pronto se gira, me mira, yo no le había visto la cara hasta ahora, y entonces recuerdo su cara. No puedo creerlo, o no quiero creerlo, es mi profesor de Filosofía del colegio, esto me asusta aún más, pero él también está sorprendido, o por lo menos eso parece. Pero ver a mi familia correr hacia mí hace que olvide a mi profesor. Me hacen mil preguntas a las que no presto mucha atención y contesto lo menos posible.
Hace una hora que ha venido la policía y es la hora de irse, volvemos a casa, el viaje a Cádiz lo hemos cancelado, ya iremos en otra ocasión. Yo me pasaré todo el viaje y algún tiempo más pensando en todo esto, espero olvidarlo pronto, antes de que mis vacaciones acaben y me encuentre en otra pesadilla.



                                                                                       Klare Landa Arrizabalaga  3ºA ESO


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