PARQUE DE DOÑA CASILDA
Cada vez que paseo por el parque de Doña Casilda, vienen a mi
miles de recuerdos.
Cuánto daría yo por volver a ser aquella niña pequeña que durante
horas en el parque de Doña Casilda jugaba.
Aquel parque lleno de amigos, de tardes soleadas, de patines,
bicicletas, balones y caras manchadas.
De alegrías, de empujones, de secretos.....
Cuánto echo de menos aquellos atardeceres donde el color de los
árboles parecían mágicamente transformarse.
Aún perduran en mi mente también sus múltiples olores a hierba
mojada, a flores, a barquillos, ...que nos acompañaban en nuestros juegos. Y
otros olores que no comprendía hasta este momento.
Aquellos otoños maravillosos de hojas ocres que inundaban el
parque.
Fácil de recordar, imposible olvidar.
Entre banco y banco, arbusto y arbusto, aún veo corretear a niños,
como hacía yo en antaño.
Sigo viendo el amor que se respira en el parque con las parejitas
que a él acuden para pasar sus tardes de enamorados.
Y qué decir de aquel estanque con graciosos patitos que parecían
agradecerte las miguitas de pan que nunca les faltaban. Y que no dejaban de ser
los grandes protagonistas del parque.
¡Oh! Parque de Doña Casilda...parque bello y entrañable donde los
haya.
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