LA
CHAPUCERA RESTAURACIÓN DE LA BARBA DE TUTANKAMÓN
Escribo estas líneas después de leer el artículo sobre
“la chapuza de la barba de la máscara de Tutankamón”. Cuando supe de esta
noticia me quede asombrada del gran estropicio que el Museo Egipcio del Cairo
había hecho con este objeto de tal importancia para la historia egipcia.
Cuando mi padre estaba leyendo el periódico y me comentó sobre
este suceso me llevé una sorpresa porque tras millones de años conservada
perfectamente, la joya más conocida de todo el arte faraónico, la máscara de
Tutankamón tenía pegada la barba con un pegamento industrial de secado rápido.
Al parecer, la barba se cayó en un accidente al cambiar
las luces, cosa que no es de extrañar puesto que tiene más de dos mil años de
antigüedad, pero lo que no me parece bien es que se haya dado prioridad a la
imagen al público y para ello hayan recurrido a una chapuza tal como pegar de
manera rápida y sin ningún cuidado semejante objeto de tanto valor histórico.
En mi opinión si se hubiese puesto la barba al lado y si se hubiese dado una
buena explicación de su caída, la gente lo habría entendido y no habría quedado
como una restauración defectuosa y sin éxito. Entiendo que el museo actuara así
por el miedo de aparecer ante el público como “el museo que ha roto la joya más
preciada del arte faraónico”, pero, ante semejante corrección infructuosa, han
quedado como “el museo que ha realizado la chapucera restauración de la barba
de Tutankamón”
Está claro que no han tenido en cuenta que los visitantes
buscan la perfección, sobre todo en semejantes joyas de la historia.
Maitane Urcullu Garay,
elCorreo
No hay comentarios:
Publicar un comentario