Diario de un esforzado estudiante:
Martes 21 de marzo:
Ha comenzado la primavera, la temperatura ha sido excelente
durante casi todo el día, salvo a primera hora de la mañana. Hoy me he
levantado más cansado que nunca, por culpa de la película de ayer por la noche,
que parecía que se terminaba pero no llegaba nunca el final y si a eso le sumas
los habituales anuncios de la cadena
pues apaga y vámonos, algo que debí hacer cuando me fijé en la hora y me quedé
sorprendido. Eran las doce y cuarto de la noche y la película que había
empezado a las diez no llegaba a su fin. Al final, me decidí por ir a la cama.
Al día siguiente me desperté agotado, y es por eso que durante toda la mañana
he estado medio adormilado en clase.
Como he dicho, he estado albardado la mayor parte la mañana y es
por eso por lo que no puedo apuntar nada interesante o diferente que haya
pasado, salvo la presencia de la profesora de ciencias, que nunca se sabe de
que guisa va a venir vestida, y según mis compañeros que al parecer han estado algo
más activos en clase, hoy ha venido con una ropa excesivamente moderna y
ridícula.
Después de comer he aprovechado para darme una ducha y espabilar
un poco, que me hacia algo de falta. Ya por la tarde he participado más en
clase y cabe destacar la pelea entre Manu y Ricardo en la hora de Lengua, que
todo ha terminado en un par de patadas y tortas que han supuesto la expulsión
de ambos compañeros. Por lo menos gracias a eso, el profe no nos a puesto
deberes,. Por lo demás ha sido un día más, a última hora hemos tenido Dibujo
técnico con el pesado de Arturo y se me ha hecho eterna la clase. Ya después
del cole a tocado estudiar Soci y repasar el próximo examen de Mate. Después he
aprovechado un poco de tiempo libre para ver el final de la peli de ayer, por
cierto, un bodrio lamentable. Llegan a buscar un final peor y no lo encuentran,
además Jonh Read no lo podía haber hecho peor en su papel de malo… En fin, lo
único que me anima es que la semana que viene es mi cumple, espero ver a toda
la familia y los regalos.
Miércoles 22 de marzo:
Hoy ha sido un día bastante importante, he tenido un examen de
Soci. Me ha salido bastante bien, no me quejo pero me he puesto algo nervioso
en un momento y me he quedado en blanco con una pregunta.
Por lo demás nada en especial, las clases se me han hecho más
cortas, ya que a diferencia de los martes hoy solo tenemos clase por la mañana.
Claro que a menos horas disponibles más trabajo para casa. Y esas
horas que no tenemos en clase las tenemos que cumplir en casa haciendo deberes
y estudiando.
Así que he estado un par de horas después de comer haciendo
trabajos.
A las siete y media tengo entrenamiento de football, y suelo ir
tres cuartos de hora antes por no perder el tiempo en casa.
Entrenamos en unas instalaciones que están bastante lejos, por eso
vamos en autobús.
Hoy ha hecho un tiempo malísimo, tanto es así que el granizo
combinado con el fuerte viento que hace en esta zona alta de Bilbao llegaba a
escocer.
Terminamos el entrenamiento a las nueve, y para las diez menos
cuarto ya estaba en casa.
El entrenamiento de hoy ha sido agotador, por lo que para las diez
y media ya estaba metido en la cama.
Jueves 23 de marzo:
Esta mañana me he levantado con ganas de que se terminara el día.
Me dolía la tripa, pero mi madre tenía prisa por ir al trabajo y me ha obligado
a ir al colegio.
A primera hora hemos tenido Religión con Bernardo, ha sido una
clase amena en la que cada grupo a expuesto su exposición sobre Gandhi. A
nuestro grupo por suerte no nos ha tocado presentarla, ya que no ha dado
tiempo, algo de suerte nunca viene mal, porque nos llega a tocar hacerla y nos
llevamos un suspenso importante.
A segunda hora tenía Inglés con Marta. La clase había empezado
como otras muchas con esta profesora, nos ponía una serie de ejercicios para
los que nos daba un plazo de unos veinte minutos para hacerlos y después los
corregíamos entre todos. No llevábamos corregidos apenas dos ejercicios cuando
uno de mis compañeros levantó ágil la mano para decirle algo a la profesora. Se
trataba de Aitor, un alumno que se sienta en la parte de atrás de la clase,
junto a la puerta. Aitor le dijo a Marta que empezaba a oler a algo raro, como
a humo. Esta rápidamente abrió la puerta de la clase y salió haber que pasaba.
Al abrir la puerta de la clase comprobó como el resto de las aulas ardían,
cerró la puerta de golpe y eso produjo que el humo que invadía el pasillo
entrara en una pequeña parte al aula, algunos tosimos, otros simplemente nos
tratábamos de imaginar que era lo que estaba ocurriendo al otro lado de la
puerta.
En ese momento reinaba el caos en la clase, pero la profesora
respaldada por un pequeño grupo de estudiantes estableció el control. Algunas
chicas comenzaron a gritar todo tipo de cosas respecto a la muerte, lo que
contagio a otros cuantos a pensar lo mismo. En ese momento todos sabíamos que
lo que ocurría era que se estaba produciendo un incendio en el colegio.
Algunos pensaban que éramos los únicos supervivientes después de
ver a través de los cristales de la puerta como ardían el resto de clases.
Pero no tardamos en darnos cuenta de que éramos los únicos que
seguían en el colegio después de ver el resto de las clases estaban vacías. El
humo comenzaba a entrar en la clase por las rendijas de la puerta, si no
hacíamos algo en pocos minutos moriríamos intoxicados.
La profesora pensó en llamar a emergencias, pero estaba prohibido
el uso de teléfonos móviles tanto para alumnos como para profesores.
Cada vez había mas humo en la clase y nos tuvimos que cubrir la
cara con las sudaderas y los abrigos, el colegio era de madera, por lo que las
vigas que lo sostenían no aguantarían mucho tiempo. Pronto se calló una parte
del techo de en cima, suerte que era el recubrimiento de escayola, nos lo
quitamos de encima.
Había una ventana pequeña por la que seguro cabíamos, pero esta
daba a la calle y la altura era de unos veinte metros. Pedimos socorro hasta
que nos oyeron, al cabo de unos minutos llegaron los bomberos junto a una
ambulancia y un coche de policía. Había gran expectación en la calle, además de
curiosos estaban el resto de escolares junto a sus respectivos profesores, que
presenciaban el rescate anonadados.
Los bomberos actuaron con gran rapidez por que en cualquier
momento las llamas podían invadir la clase. Lo que finalmente ocurrió justo
después de sacar a la profesora que era la última en salir.
Al llegar abajo gracias a la ayuda de los bomberos, algunos llorábamos
de felicidad y otros se habían desmayado por la humareda, pero sin ningún
peligro de morir.
Abajo nos esperaban el resto de estudiantes felices por vernos
vivos y nuestros familiares, a los que el colegio había informado de lo que
estaba ocurriendo.
Al cabo de un rato de abrazos con el resto de alumnos y con mis
padres estos me llevaron al hospital para revisarme los pulmones, ya que había
respirado mucho humo tóxico. Por suerte después de la prueba a la que me
sometió el doctor, este me dio los positivos resultados que aseguraban que mis
pulmones estaban bastante mejor de lo esperado, pero que tendría que estar
durante e día siguiente de reposo.
Llegue tarde a casa, ya que entre una cosa y otra nos entretuvimos
más de lo pensado en el hospital.
Cuando llegue a casa después de un duro día de supervivencia entre
las paredes del colegio me metí directo en la cama.
Que dura es la vida del estudiantes…
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