lunes, 2 de noviembre de 2015

POSTUMA NECAT

POSTUMA NECAT



Las patadas al diccionario son aire y van al aire,
Las faltas de ortografía son escritas y van a la RAE.
Dime, brother, cuando la lengua la palma,
sabes tú padonde va?

gustabo hadolfo vekker (el gusta pa los amigos)





Hace unas semanas el padre de una alumna escribió a un conocido escritor y miembro de la RAE, comentándole que casi se queda ciego (perdón, invidente) después de ver las correcciones que la profesora de su hija le había hecho a ésta en un trabajo. La lumbreras de la maestra le había corregido la frase “he echado de menos “, plantándole una h en rojo en “echado”. La cosa no quedó ahí. Tras este comentario, empezaron a llegar los de otros padres, con joyas como “había que hacer cada rallita de cada color…”.
No comprendo la extrañeza de estos padres. Yo, por ejemplo, estoy acostumbrado a escuchar a maestros cosas como “Para mañana, acabarrrrr el ejercicio 7 de la página 58…“ Estas mismas gentes, que desconocen totalmente la existencia del imperativo, son autores de otras perlas como “sacar los libros y de mientras yo busco los exámenes” o “quedaros todos de pies un momento”. Pero, sin duda, lo que más me irrita es escuchar a un profesor  decir “hay que ayudar a los demás, que también son personas humanas… ”A ver si es que se ha descubierto otra especie y yo no me he enterado…

Mención especial merece otro caso. Durante los 6 o 7 últimos años para mí ese tema ha sido como la Navidad, vuelve a clase vuelve la misma explicación curso tras curso. No es otra cosa que la explicación sobre los verbos impersonales. Por si “habían” dudas este curso no ha sido diferente. Me gustaría plantear a mi profesor de Lengua y a los que vengan en un futuro la conveniencia de dar esa clase en la Sala de Profesores, ya que a muchos de ellos este concepto les baila.

El euskera corre la misma suerte. Qué gusto da escuchar por las calles a familias hablando euskera con gran soltura, divulgando su conocimiento a las nuevas generaciones. Aplausos para esos padres políglotas que nos regalan frases para la historia estilo “Goazen, goazen que llegamos tarde…” o “Begira que txakurra tan grande…” Que el idioma nos parece un poco complicadillo… pues no pasa nada, lo cambiamos eta… badago, ahí va la hostia!!! ¡Que para eso somos vascos! Oye, que barazkia es difícil, pues berdura eta punto pelota. ¡Ojo! No hay que desmerecer el mérito de acordarse de que en euskera no abunda la v, así que lo escriben perfectamente en euskera, claro que igual es porque en castellano también lo escriben con b.

El profesorado no se queda en segundo plano y aporta valiosas innovaciones lingüísticas de su propia cosecha. Si existe una generación de jóvenos y jóvenas “ni-nis”, también existe una generación de profesores a los que yo  conozco como “tu-tus”, son aquellos creativos que cogen un verbo castellano, le cascan un –tu, al final y ¡Tururú! ya tenemos verbo nuevo y puro. Yo mismo he sido testigo de estos fenómenos lingüísticos. Hace unas semanas, mientras mis compañeros acercaban sus almas a la salvación en las Convivencias, asistí a una clase en la que escuché frases como “Hitlerrek Polonia inbaditu zuen eta poloniakoak asko sufritu zuten”. Me sangraban los oídos y agarré un hiztegi. Me vibraban los ojos, me sudaban las manos, no notaba los latidos de mi corazón, cuando comprobé que habían logrado su objetivo: Euskaltzaindia también había caído. Era el fin.

En cuanto a otros idiomas, como el inglés, hay que decir que es uno de esos idiomas que mueren matando. Este idioma cutre y básico es, sin duda, el más influyente. Su objetivo es parasitar otros idiomas hasta dejarlos moribundos. Es el idioma internacional porque había que encontrar un idioma que bajara al nivel intelectual medio de los ciudadanos. No hay más que ver a un guiri al borde del suicidio con los subjuntivos y los verbos imperfectos, acostumbrado a añadir dos letras a cualquier verbo para conseguir todos sus tiempos verbales. Pero lo peor no es eso. Lo peor son los profesores que creen que el inglés y los ingleses son de un nivel superior. Todos hemos conocido a ese profesor que te suelta aquello de “los ingleses son más formales”, “los ingleses están mejor organizados”, “la comida inglesa es deliciosa” y bla, bla, bla. Al parecer no copian en los exámenes, son estudiosos, educados y responsables. Para mí, que los que vienen a Salou de vacaciones deben ser todos emigrantes. A estos profesores les diría que se vayan a Inglaterra con su elemental idioma, su cerveza caliente, su fish and chips y con su Shakespeare que yo me quedo aquí con mi castellano, mi tortilla de patatas, mi aceite de oliva y mi Lope de Vega.

Haybon dades del idioma que no todos conocen porque solo usan del 0 al 9. Son los que menosprecian nuestro pasado cultural, nuestras raíces, lo que nos hizo evolucionar de los monos, que no fueron las operaciones matemáticas sino el lenguaje.

Muchos opinan que nuestro sistema educativo es el que ha causado este desastre. Pero puede que no haya sido un fallo del sistema, sino precisamente el objetivo que se buscaba: una masa de borregos sin espíritu crítico y fácilmente manipulables.

No son solo las asignaturas que no sirven para nada, sino el tiempo que perdemos repitiendo año tras año materias  como acentuación de las esdrújulas, tildes diacríticas, concepto de emisor y receptor… Tenemos libros de texto que no gustan ni al profesor, con nivel de primaria.  Parece que nos mandan a clase para aparcarnos allí. Lo único que consiguen es que todos repitamos de curso. Si se eliminara tanta asignatura de relleno y conceptos repetidos podríamos ir a clase de enero a mayo, de 9 a 1, librando los viernes.

Pero lo importante no es solo la materia que estudiamos sino, sobre todo, quién nos la enseña. ¿En qué manos estamos? ¿Cómo se pudo permitir que cualquier tolai de la anterior generación llegara a maestro? Profesores que si saben, no saben transmitir, sin vocación, que están ahí porque no había más sillas libres, otros que se apuntan los suspensos de sus alumnos como un mérito en su currículum… “asín” nos va…


Los profesores deberían ser brillantes, gente con vocación y capacidad de transmitir conocimiento, gente que abra lo cerrado porque tienen en sus manos el futuro de una generación. ¿Y esto es lo que tenemos? A éstos se le puede contar con los dedos de una mano. En su mayoría son amargados que desmotivan y hunden alumnos. A éstos sí que habría que echarlos, sin “h”. 

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