La Alhóndiga
Desde que
era pequeño, veía desde mi mirador como la Alhóndiga iba creciendo poco a poco.
A todo el mundo le oía hablar sobre que habría dentro de este impresionante
edificio. Yo sonreía porque ya lo sabía.
Construcción
casi rectangular dibuja una especie de semicírculo que hace de entrada
principal y da a la plaza Arrikibar, la Alhóndiga ha sido uno de los lugares
que más he visitado debido a su
majestuosidad y peculiar olor. Una manzana de piedra, antaño almacén de vinos
con sus cinco torreones alzándose al cielo, ahora es el más grandioso centro
cultural de Bizkaia.
Amplio y
oscuro atrio con una gran pantalla mostrando a los visitantes la estrella más
cercana a nuestro planeta azul, en el que suele haber diversos actos y
exposiciones. También hay dos restaurantes con comida exquisita, uno de ellos
con una terraza con hermosas vistas del bocho y una tienda de regalos que
muchas veces pasa desapercibida. Columnas hechas a medida, de todas las
civilizaciones del mundo, sujetan para mí los lugares más importantes de este
centro cívico.
La
Mediateka, dividida en tres pisos, lugar de estudio para muchos universitarios
y de lectura para tanta gente como yo. Miles de personas vienen aquí a usar el
ordenador o coger de préstamo una novela.
En el
gimnasio no he entrado aún, pero mucha gente alaba sus instalaciones y su
equipamiento. En las piscinas, en cambio, he pasado muy buenos momentos con
amigos y familia. Hay tres. En la grande se hacen cursillos o acuagim, y en las
dos pequeñas siempre hay familias jugando. En verano, se abre un solárium en el
que la relajación prima en las largas tumbonas.
Bajando por
unas iluminadas escaleras se accede a los cines y el auditorio. En este último
hay muchas obras de teatro gratuitas y muy interesantes, pero no es muy
conocido por la gente de nuestra edad. Todo lo contrario ocurre con los cines.
Aunque no haya tantas cuadrillas como en los de Zubiarte, los fines de semana suelen
estar muy concurridos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario