¿Deporte
o violencia escolar?
En los
últimos años, como jugador de baloncesto de deporte escolar he visto
muchas trifulcas entre padres, espectadores
y árbitros. Sufrimos todo tipo de insultos y gritos en ligas donde no nos
jugamos nada, solamente la victoria puntual de la competición en disputa. A los
colegiados se les discuten y afean una y otra vez sus decisiones si no son
acordes a los colores propios. Una auténtica locura y un nefasto ejemplo para
todos los que acuden a ver los partidos, muchos de ellos menores o hermanos
nuestros. Además, ocurren en colegios, religiosos o no, templos de la cultura
que enseñan en esas alucinantes situaciones todo lo contrario para lo que
fueron creados.
Creo necesario
que se cumplan unas normas básicas de comportamiento. Los que no lo hagan, que
no puedan volver a jugar o a ver los partidos. Y los clubes, que obliguen a los
padres a mantener la compostura y a no reprochar lo que suceda en la cancha.
Duras sanciones económicas, una vez contrastadas las infracciones, seguro que
ayudarían a que no se repitieran.
En fin, espero
que la lectura de esta carta suponga un toque a las conciencias de todos los
implicados en estas situaciones: jugadores, entrenadores, padres y aficionados
en general, directivos de los equipos y dirigentes de la Diputación, que
organizan deporte escolar, para que tomen las medidas oportunas unos y cambien
sus actitudes otros en bien de estas actividades deportivas. Quizás también, si
no hubiese puntos en juego, es decir, si no existiera la clasificación, ya que
nadie asciende o desciende, se daría un importante paso para terminar con todo lo
expuesto. Piensen en ello y obren en consecuencia. Nuestros niños y jóvenes se
lo agradecerán cuando sean mayores. Atentamente, señor director, un saludo de Julen
Ortiz.
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