domingo, 19 de abril de 2015

Domingo 15
Llevo todo un año preparándome para un verano ideal, ser socorrista, todo el día en la playa tomando el sol, dando paseos, la lancha, algún que otro rescate… Pero resulta que está siendo el peor verano de mi vida. Hoy, domingo, 33 grados, bandera roja la playa ha estado repleta de domingueros que hacían caso omiso de la bandera y el peligro. Me duelen los pulmones de tanto haber silbado y he pasado tanto tiempo dentro del agua sacando a los ignorantes domingueros que por poco me salen escamas. Para coronar mi estreno como socorrista los bañistas han invadido la zona de los surfistas y se ha montado tal discusión que han tenido que intervenir hasta los udaltzainas. Encima, el poco tiempo que he tenido de descanso lo he tenido que pasar al sol porque la sombrilla no se sostenía de pie.

Martes 17
Ayer libre, y me pase todo el día en casa sin querer oír la palabra playa ni sol, con lo ue me gustaba a mí la playa…  El domingo fue malo, pero hoy peor. Hoy había bandera verde, hoy que podía ser un día perfecto con el mar como un plato, pues no, las medusas tenían que aparecer. ¿Cómo retener a los bañistas para que no se bañara con 34 grados que había? Imposible, otra vez nos ha tocado el papel de malos. Por mucho que explicáramos las consecuencias de las picaduras, nada. La cola para curar las picaduras de medusa que se formaba delante del puesto de socorro cada vez era más larga y encima los bañistas discutían unos con otros porque se este o aquel se colaba. Hoy no he tenido tiempo ni para comer, ni ganas, el olor a amoniaco se había metido en la nariz y creo que he perdido el sentido de olfato porque son las 22.30 y sigo sin oler nada.

Miércoles 18
Después de los dos días de sin parar, ha venido el técnico y nos ha hecho las pruebas físicas de resistencia de cada quincena. Justo hoy. Que el día prometía pacífico y no podíamos ni con nuestras pestañas. El botiquín estaba vacío, el pesto de socorro patas arriba, nosotros como si hubiéramos pasado en fin de semana en San Fermín… Sin piedad, os ha hecho hacer no sé cuántos largos a nado por toda la playa y simulacros de rescate. He llegado a casa que no podía ni respirar y he ido directa a la cama otro día si comer en condiciones. Esto no es ni de lejos la vida ideal que deseaba.

Jueves 19
Hoy he empezado a recuperar el sentido del olfato, parece que huelo a… algo, no sé, estoy tan cansado. Por favor que mañana sea un día normal.

Sábado 21

Concurso de castillos de arena, que peligro puede tener algo tan sencillo y divertido como esto. Pues sí, es muy peligroso, cientos de niños, muchos sin la supervisión de sus queridos padres, de un lado a otro trabajando por hacer el mejor castillo de arena de todos a cambio de una Coca-Cola. Cuantos niños se han perdido, el puesto de socorro parecía un txikipark, e niños llorones y nosotros no dábamos abasto por los altavoces avisando que Pepito, Juanito y Martita se habían perdido y sus padres pasaran por nuestro puesto de socorro. Increíble, ha habido niños a los que sus padres no iban a buscar hasta después de dos horas y a los que hemos tenido que hacer de todo para que no lloraran. Estresante, así definiría yo el día de hoy. Y para colmo, he tenido que compartir mi comida con una niña a la que sus padres no echaban de menos. Esto del socorrismo no es exactamente lo que yo me esperaba.

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