miércoles, 23 de septiembre de 2015

El uso abusivo de aplicaciones de mensajería móvil provoca daños.

 Chatear continuamente a través del móvil puede derivar en patologías de la muñeca, dedos e incluso cuello. Desde la llegada de las aplicaciones para chatear, se han empezado a ver daños que no se habían identificado con el móvil.

El uso generalizado de aplicaciones de móvil, especialmente de mensajería como Whatsapp, ha hecho que los médicos empiecen a recibir pacientes con daños que hasta ahora no se habían identificado con el móvil sino con actividades relacionadas con el ámbito laboral o deportivo. De hecho, incluso en la mayoría de los casos el paciente no los identifica con el uso del teléfono.

La doctora Rosa Mª Llorca, explica que, además de disminuir los niveles de concentración y de provocar una menor relación con la familia y las amistades, chatear continuamente a través del móvil puede derivar en patologías de la muñeca, dedos, e incluso del cuello.

Además, afecta sobre todo a los pulgares, y los síntomas son dolor, hinchazón y entumecimiento, que aumentan con el movimiento de los mismos. También pueden aparecer molestias en la muñeca y en los otros dedos por el hecho de sujetar el teléfono durante mucho tiempo.

Y es que, en general, sólo se usan los pulgares para manejar el móvil. La doctora Llorca apunta que "la sobrecarga nunca es beneficiosa, lo recomendable es escribir alternando los dedos o utilizando un lápiz para dispositivos móviles". Asimismo, no conviene usar el teléfono de forma prolongada y es necesario hacer descansos.

Con el uso abusivo del móvil, la postura prolongada de flexión puede generar también tensión en los músculos con aumento de tono y hasta contractura que se transmite desde la región del cuello a la región dorsal. Si se prolonga la postura podría extenderse la tensión a la región lumbar. Para evitarlo,hay que disminuir la utilización innecesaria del teléfono y descansar el cuello y la espalda. 

Si la lesión se hace intensa y perdura en el tiempo podría ser necesaria la rehabilitación, que combinaría las medidas analgésicas y anti inflamatorias con terapia física. "Si el problema y el dolor se mantuvieran e impidieran realizar nuestras actividades diarias cotidianas, como peinarnos o vestirnos, existe la posibilidad de tener que recurrir a la cirugía para liberar el tendón", señala la experta.

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