REDACCIÓN CALASANZ HOY
Me llamo Ane, nací el 28 de Julio
de 1983, en Bilbao. Mi familia era una
familia bastante importante en Bilbao, mi abuelo tenía mucho dinero y mi madre
se llevó toda la herencia ya que era hija única. Siempre he estudiado en
colegios privados, cuando era pequeña estuve en el Colegio Francés y luego al
pasar a 1·ESO me cambiaron al Colegio Inglés para que mi inglés fuese perfecto.
Todos los veranos me iba un mes a una familia de EEUU y luego hacíamos viajes muy
costos a, normalmente, islas desconocidas.
Cuando me gradué mi padre
insistió en llevarme a la universidad Oxford, en el Reino Unido; me aceptaron,
y estuve viviendo en Londres durante los 6 años que estuve estudiando medicina.
Viajaba mucho por el mundo, sobre todo me gustaba ir a países como la India o América
del Sur porque siempre acogían muy bien a los turistas y tenían unas tradiciones distintas. Entonces
fue cuando vi la diferencia que había entre Londres, donde, prácticamente, todo
el mundo tenía una buena vida; y lugares como Bolivia, Chile etc. donde había
una pobreza enorme y era una minoría la afortunada de poder obtener una
educación.
Tras acabar mi carrera decidí
mudarme a Brasil, donde había una diferencia enorme entre los adinerados y los
pobres. Estuve viviendo en un barrio a las afueras de Brasil, y nos juntamos 5
personas de sitios totalmente distintos del mundo y abrimos una pequeña escuela
para dar clase a los niños que estaban en las calles, y un pequeño hospital
para curar la mínima enfermedad como puede ser una gripe, o un dolor de cabeza.
Poco a poco fuimos ampliando la escuela y el hospital y al cabo de 2 años al
colegia asistían más de 100 alumnos de 5 a 15 años y conseguimos ampliar una poco
más el hospital. Hoy en día, 5 años más tarde, la escuela está en constante
funcionamiento y el hospital tiene más de 20 pacientes diarios.
Hecho la vista atrás y veo que todo el esfuerzo que hice abriendo la pequeña escuela, que empezaron siendo clases en la calle, ha servido para mucho, y que si todos pusiéramos un poco de nuestra parte, habría menos niños analfabetos de los que habitualmente hay.
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